Semana de las Artes y Feria del Libro La Salle 2012

Semana de las Artes y Feria del Libro 2012

Concurso de cuentos

Si tenés habilidad y te gusta escribir, te damos una oportunidad para participar en este concurso que puede traerte premios a vos y a tu curso. Es muy simple, tenés que escribir tu cuento, de no más de dos páginas A4, y enviarlo al mail lasallecordoba.arguello@gmail.com, colocando en el Asunto: Concurso de Cuentos, antes del viernes 29 de Junio. La temática es libre, podés escribir sobre cualquier tema que te parezca interesante, luego un jurado decidirá cual es el cuento ganador por medio de votación, luego de haberlos leído a todos. Habrá un ganador por el ciclo básico, de primero a tercer año, y otro por el ciclo especializado, de cuarto a sexto año.
No dejen de participar…
¡Mucha Suerte!


Un amor de la realeza...
     Érase una vez dos pueblos que se encontraban en guerra,aparentemente sin fin.
Los reyes de ambos reinos estaban preocupados por la seguridad de sus hijos:el príncipe de uno y la princesa del otro. Por esa razón, los padres decidieron enviarlos a pueblos lejanos.
La llegada de la princesa al lugar,causo inquietud en sus habitantes.Por eso, la princesa decidió hacerse pasar por una plebeya,y se alojó en una posada.
Por su parte, el príncipe estaba en camino hacia su destino, pero, cuando llegaron a una bifurcacion,el conductor tomó el camino incorrecto,y sin saberlo se dirigieron al mismo pueblo donde se encontraba la princesa.
-¡Hemos llegado mi señor!-dijo el conductor.
El príncipe se retiró en busca de una posada.
La única que encontró fue en la que estaba alojada la princesa.
-¡Oh Dios mío hay un príncipe en mi posada!-exclamó el posadero al verlo llegar.
-Señor este no es un lugar para usted,no es un lugar para su clase.
-Despreocúpese buen hombre-dijo el príncipe-yo no quiero llamar la atención , por eso decidí venir aquí.
Esa noche había un baile en el lugar, al que todos los huespedes asistieron. En el baile todos se divertían, algunos bailaban, otros cantaban, y los que sabían historias y querían contarlas se dirigían a otro lugar, donde niños y adultos escuchaban los relatos alrededor del fuego.
El príncipe haciendose pasar por un campesino contó lo que estaba ocurriendo en su pueblo natal. Entre las personas que escuchaban, se encontraba la princesa, y con mucho odio al darse cuenta quien era, se retiró.
A medida que pasaba el tiempo, la joven compartió distintos mamentos con el príncipe, conociendo sus historias. Por eso la princesa se quedó tranquila, el odio entre sus pueblos era un sin fin de malos entendidos. Pero su corazón estaba inquieto, se habían enamorado perdidamente.¿Serían capaces de enfrentar a sus pueblos para defender su amor?
En el camino de regreso se encontraron con una mujer pequeña, frágil, y con un rostro muy delicado.Sus ojos estaban llenos de luz. Imaginaron que era un ser especial, una señal que protegería su amor y les daría su bendición. Pero su alegría se esfumó cuando e l hada les dio un polvo mágico.
-En su camino se encontrarán con las nubes mas negras de la tormenta- dijo el hada.
-¿Estamos en peligro?¿Debemos desviar camino?-dijeron los enamorados.
-¡No son ustedes, es su amor el que peligra!- respondió el hada-y recuerden solo utilizen el polvo mágico cuando se agote el recurso de las palabras.
Los jovenes se retiraron y le agradecieron por los consejos.
Luego de caminar y caminar, comenzaron a sentir un olor extraño, fuerte, desagradable y nauseabundo.En ese momento una tribu de ogros se apareció  en su camino.
-¡Su felicidad se acabo!-dijeron los ogros.
Sin que nadie escuchara las explicaciones y reclamos del príncipe,los ogros los habían encerrado en jaulas separadas.
Todos reían y festejaban mientras que el príncipe arrojo una pequeña bolsita a su amada. Solo con una mirada esparcieron el polvo, las jaulas se convirtieron en carrozas y los ogros en caballos.
En pocos minutos cada una estaba en su palacio explicandoles a sus padres, su amor.
Desde momento finalizo la guerra, ambos pueblos se unieron,fundando en la boda de los príncipes, el pueblo más próspero y unido de la historia.
Fin.

Candela Sbarato y Candela D´Errico

UNA DONCELLA AVENTURERA

   Hace mucho mucho tiempo, en un pueblo muy lejano, un príncipe fue embrujado por una malvada y fea bruja que deseaba ser su esposa. Ésta, al ver que el joven no estaba interesado en ella, lo maldijo. Su maldición fue que el muchacho permanecería dentro de una casa abandonada, sin puertas y sólo con una pequeña ventana. Hasta allí llegaría una chica enamorada de él, que para salvarlo debería sortear obstáculos muy peligrosos.
Años más tarde, una bella y jovencita campesina, a la que le encantaba salir en busca de aventuras, se encontró con una extraña casa sin puertas. Entre la hiedra de las paredes observó una pequeña abertura y se asomó. En su interior vio a un hombre buen mozo y lo saludó con su mano. Era el príncipe que al verla se emocionó y asomándose por la ventana, le contó su historia y las maldiciones que habían caído sobre él.
El desafío para salvarlo consistía en la búsqueda de un huevo de mármol de la tortuga sagrada, el que se encontraba en la cima del pino más alto del bosque.
Al oír esto la campesina se asustó. Miró al príncipe y sintiendo amor y compasión por él, se propuso salvarlo e ir en búsqueda del huevo sagrado.
Emprendido el viaje, se encontró con un ave de fuego que reposaba en un árbol a un lado del camino y que le preguntó hacia dónde se dirigía.Ella, al verlo tan grande e intimidante, le respondió:-Voy en busca del huevo de mármol que está en el árbol más elevado del bosque para salvar a mi amado.
El pájaro, preocupado porque iba en dirección contraria, le dijo: Te regalo este mapa para que ubiques el pino más alto y también esta flecha mágica, atada a esta soga, que cuando la tires hacia arriba te impulsará y será menos dificultoso subir. Pero lo que te será más útil es este acertijo que, en el último obstáculo, tendrás que descifrar: Es fea como un ogro, es verde como una lechuga, odia todo pero tiene un punto débil, la cosa más grande de su cara, que aunque dé un poco de asco, para matarla hay que tocarla
Agradecida la campesina por los consejos de la majestuosa ave, se fue por el sendero correcto.Después de mucho andar y cuando el sol empezaba a caer, ella decidió seguir sin importarle el peligro que corría. Sólo pensaba en liberar en su amado.
Una vez en su destino, siguió las instrucciones del ave. Lanzó la flecha hacia arriba y se sintió impulsada a lo alto del pino. Allí, encontró el huevo y muy feliz regresó. En el camino se encontró con su último obstáculo. La maldita bruja quien estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que la preciosa mujercita no se encontrara con el bello príncipe. Sin embargo, la astuta campesina, no tardó en darse cuenta cómo podía vencer a la hechicera: le tocó la enorme verruga que tenía en la cara y la derrotó. Así, la futura princesita logró llegar hasta la vieja casa donde su amado esperaba para ser finalmente liberado.
El príncipe agradecido le dijo: -Gracias a ti y a tu valentía he sido liberado de esta larga maldición .Sólo nos queda romper el huevo y el amor nos unirá para siempre.
La jovencita rompió el objeto sagrado, y muy pronto, junto a todo el reino, festejaron muy felices la boda de un príncipe y su flamante princesa.   
Alumnas de 1°B



Las sombras del cementerio

   Aburrido, aburrido, aburrido. En este momento no pasaba otra palabra por mi mente que no sea esa. No entiendo para qué vinimos a este funeral si ni conocía a mi tía abuela Rosa, con suerte la debo haber visto dos veces en mi vida.
   ¿Por qué los funerales con tan aburridos?, digo si murió un ser querido habría que animar a la gente no matarla de aburrimiento, ¿o no?
   Ya está. No aguanto un momento más acá. Yo me voy. Tiré de la manga del traje de mi papá. Él me miró con cara de enojado.
 -¿Qué queres ahora hijo?
 -Me aburro, ¿Puedo ir a jugar por el cementerio?
 -Bueno, pero no te alejes mucho que te podés perder.
  ¿Perderme?, pensé mientras me alejaba, imposible. Ya me sabía de memoria todas las lápidas que estaban alrededor, el nombre y el año que estaba grabado sobre esas sombrías tablas de piedra.
   Me alejé del funeral y empecé a caminar por el cementerio. Iba con la mirada clavada al piso mirando el pasto, verde fosforescente. Pensaba en todo y nada. Hasta que algo cambio en la uniforme vista que tenía. Una pulsera. Era simple plateada, fina y delicada. De ella colgaba un dije.
 -¡Hola!-dijo una dulce voz interrumpiendo mis pensamientos. Miré de donde provenía el sonido.
- Soy Emily.- dijo una chica.
   Tenía la piel blanca como la nieve, ojos verdes, cabello rojo como el fuego y una dulce sonrisa. Me había parecido escuchar o ver su nombre hacía poco.
-Vos, ¿cómo te llamas?- volvió a hablarme en un tono de voz amable.
  Estaba sorprendido, no la había visto acercarse seguramente porque estaba muy concentrado con la pulsera.
-Ryan, me llamo Ryan.
 -Bueno Ryan, ¿querés jugar conmigo?- me ofreció sonriendo.
 -¡Claro!- le respondí feliz de haber encontrado a alguien con quien jugar.
  Jugamos por el cementerio hasta que escuché los gritos de mi papá llamándome.
 -Me tengo que ir- le dije a mi nueva amiga. ¿Querés venir a jugar a mi casa mañana?
 -¡Sí!, pero, ¿dónde vivís?
 -A la vuelta del cementerio, al frente de una placita, mi casa es una amarilla.
 -Bueno, mañana a la tarde voy. Chau-me dijo mientras me alejaba hacia la dirección en la que estaba mi papá.
 -Nos vemos-le dije. Ella movió su mano saludándome.
 Durante el corto viaje a casa no hablé. Estaba muy concentrado pensando en Emily. Tenía algo que la hacía diferente a todas las personas que yo conocía, algo que no podía explicar ni entender, algo… raro.
  Esa noche me dormí pensando en ella. Soñé que jugábamos juntos en el cementerio, nos reíamos alegremente y corríamos sintiendo el viento que soplaba en nuestras caras. Emily tenía puesta la pulsera que había encontrado tirada. Al otro día me desperté con una sonrisa en la cara.
  Las horas se me hacían eternas, sobretodo en el colegio, otra cosa más que me aburría mortalmente.
  Hasta que llegó la tarde y la vi venir por la ventana. ¡Al fin! Pensé.
-¡Emily!-le grité desde mi ventana. Ella me vio y sonrió. Corrí hasta la puerta y le abrí.
  -Hola.- Me dijo mientras me dirigía una tímida sonrisa.
 ¡Qué raro! pensé, tiene la misma ropa de ayer, o por lo menos una muy parecida. No le di importancia al hecho y la invité a pasar.
   Jugamos toda la tarde. Escondidas, atrapaditas e hicimos una pista para mis autitos en el patio. Hasta que empezó a oscurecer y Emily me dijo que tenía que irse antes de que se haga de noche. La acompañé hasta la puerta.
 -Chau, me divertí mucho jugando con vos- me dijo sonriendo. No paraba de sonreír, aunque yo seguía percibiendo algo extraño en ella, sombrío, como el cementerio.
 -Chau-le dije absorto en mis pensamientos.
-¡Emily!- La llamé de pronto mientras se alejaba. Ella se dio vuelta.
 -¿Qué?-preguntó sonriendo.
 -Mañana, ¿puedo ir a tu casa a jugar?-le pregunté. No sé por qué pero tenía curiosidad por saber dónde vivía. Ella dejó de sonreír apenas escuchó mi pregunta, se limitó a asentir con la cabeza.
 -Mañana esperame en la placita y vamos juntos- me dijo y trató de sonreír al finalizar la frase. Su reacción me pareció rara, bueno capaz que no le gustaba su casa. Le respondí con un “bueno” y una sonrisa y cerré la puerta.
   Esa noche no me podía dormir por la curiosidad que tenía. ¿Cómo sería su casa?, ¿por qué reaccionó así cuando le pregunté si podía ir?, ¿sería fea?, o peor ¡capaz que era pobre y no tenía casa y por eso estaba usando la misma ropa de ayer. Surgieron esas y más posibilidades en mi cabeza, pero estaba seguro de que algo pasaba con su casa. Sentí que me picaba la muñeca, tenía puesta la pulsera, no me había dado cuenta. Tuve el impulso de sacármela pero, por alguna razón no lo hice. Cerré los ojos y traté de dormirme lo más rápido posible.
   Otro día eterno y aburrido en el colegio. Llegué a mi casa y mi mamá estaba sirviendo la comida. Me senté a comer y le pregunté:
 -Ma, ¿hoy a la tarde puedo salir a jugar a la placita con la amiga mía que vino ayer?
 -¿Qué amiga?-me preguntó sorprendida
 -¡La que vino ayer ma!, no la viste porque estábamos jugando a las escondidas.
 -Ah…bueno…andá -me dijo extrañada.
  Terminé de comer y me puse a hacer la tarea. Apenas terminé salí corriendo a la plaza para esperar a Emily, quien todavía no había llegado.
   La vi acercarse y la llamé entusiasmado, me saludó con la mano y me hizo una seña para que me acerque. Mientras la alcanzaba me di cuenta de que en su cara no había una sonrisa, sino una expresión neutra.
 -Vamos.-dijo en un tono seco que nunca había escuchado en ella. La seguí sin decir una sola palabra.
 -¡¿Vivís acá?!- le dije sorprendido cuando entramos al cementerio. Me miró. Sus ojos reflejaban tristeza. O sea que tenía razón, Emily era pobre y vivía en el cementerio deduje.
 -Vení, hay algo que te quiero mostrar- su tono de voz era bajo y sus ojos estaban clavados en el piso. Me puse a pensar en su vida en el cementerio y me dio pena.
 -Ahí -dijo Emily interrumpiendo mis pensamientos y señalando el piso. Cuando vi lo que señalaba quedé shoqueado.
                             
Emily Calder
1995-2003
Siempre vivirás en nuestros corazones
             
Autores: Candelaria Gil
Agustina Petroff 
Milagros Miti
Victoria Visintini

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